Movimientos emisores de existencia

Movimientos emisores de existencia muestra una acción que transcurre durante una inauguración. Consiste en un conjunto de vasijas de barro crudo colocados en el suelo, alrededor de los cuales se reúnen varias mujeres vestidas de negro. Cuando empieza la actuación, las mujeres andan a diferentes ritmos aplastando las vasijas, deformándolas y extrayendo el aire. Transforman, con el peso de su cuerpo, un paisaje de terracota que casi llena todo el espacio.

La obra surge a partir de la fascinación de Zamora por la figura icónica de la mujer cargando una vasija sobre la cabeza para transportar agua o alimentos. Una tarea históricamente asignada a las mujeres de varias culturas que permite transportar casi cualquier cosa sobre la cabeza con una perfección ergonómica sumamente eficiente, elegante y sensual. En esta obra, la figura de la mujer se convierte en el centro de una acción cambiada: Zamora coloca la vasija no sobre la cabeza, sino a los pies de estas mujeres.

En los últimos años, el trabajo de Héctor Zamora se ha caracterizado por acciones que involucran la participación de personas: situaciones pensadas para tener lugar en contextos específicos, desde museos y galerías hasta espacios públicos. Se trata de acciones donde cuerpo y materia generan momentos escultóricos efímeros que la mayoría de las veces acontecen instalaciones. Las obras de Zamora ponen de manifiesto temas relacionados con lugares concretos, con todas las implicaciones sociales, políticas e históricas que esto comporta. Las estrategias performáticas del artista, unidas a la plasticidad de sus trabajos meramente escultóricos, consiguen acumular energía de varias intensidades y activar discursos formales y conceptuales a partir de la idea del arte como acontecimiento.

Texto de Paola Santoscoy