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La minería y el abuso al que se sometió a la tierra han convertido a La Unión (Cartagena) en una zona en perenne barbecho. La energía eólica invade el paisaje intentando equilibrar en vano el veneno inyectado en la roca.
Existen múltiples capas de reparos en esta obra, por un lado el título hace referencia directa a una bebida típica consumida por los mineros de la Sierra Minera, antes de comenzar o después de finalizar su dura jornada laboral. Una mezcla de brandy y vino dulce que les aliviaba las frías mañanas.
Lola intenta apaciguar en la situación de desequilibrio creada entre las labores mineras y el cuidado de la propia tierra. Hay muchas maneras de encarnar los terremotos vividos y disminuir su vibración hasta transformarla en una onda musical. Hay muchas casualidades que pueden partirte en dos por arbitrarias e inesperadas.
La tierra cedió el paisaje al recuerdo.