I CAN ONLY DANCE TO ONE SONG explora el papel de la música en la formación de un sentido de pertenencia a un lugar. Este proyecto retrata relatos de desplazamiento arraigados en la experiencia de los migrantes a través del sonido y el movimiento. Al incorporar la danza como un acto expresivo de transformación, este video ilustra el panorama emocional del desplazamiento mediante actos corporales. Este trabajo va más allá de lo visible para contar la historia de una ciudad invisible, una historia perfecta sobre un lugar que existe dentro de cada persona desplazada y más allá de la ubicación física.
Cofinanciado con fondos del Programa Europa Creativa y el proyecto A-PLACE. Linking places through networked artistic practices.