Marzo de 2002, Christophe vuelve al escenario tras años de ausencia. La cámara, enamorada, capta y fija palabras, sonidos, colores y momentos. Christophe…definitivamente es una película en suspensión, construida como un concierto ideal. Desenreda la cronología y nos transporta de los escenarios del Olympia a Versalles (Francia), al piso-estudio de Christophe, donde el artista acumula sus pasiones, sus fetiches, sus tesoros y da vida a sus canciones.