Desde sus inicios el cine se fascina con la imagen de un cuerpo en movimiento, en danza, y su representación. Una fascinación muy presente en la filmografía de Segundo de Chomón. Touching Blues (2021) de Aimar Pérez Galí abre esta misma cuestión de la imagen de un cuerpo en movimiento un siglo más tarde, después de la irrupción del cine digital; de un cuerpo que danza, atravesado por la historia, y también por la memoria de los cuerpos ausentes. Un cuerpo que es al mismo tiempo luz, presencia espectral e invocación.
En la película nos sumergimos en una hipnótica coreografía táctil, y también en un color, el azul del título, que evoca el film Blue (1993) de Derek Jarman. Porque, también, en palabras de Jaime Conde-Salazar y Aimar Pérez Galí, «Touching Blues […] tiene un propósito conmemorativo: seguimos haciendo esto, seguimos insistiendo porque sigue siendo necesario recordar, escuchar y celebrar los cuerpos de quienes sufrieron y sufren la pandemia del VIH/SIDA».