En la tormenta de arena, una figura inmóvil se mantiene de pie, mirando a lo lejos con ojos congelados. La figura intenta descifrar puntos de alineación, definir el horizonte, entender dónde termina la tierra y dónde empieza el cielo, luchando contra el polvo que nubla la visión mientras la interminable danza de diminutas partículas se funde en gris. Clarividencia, el personaje, resuena con todos nosotros que buscamos la verdad en un mundo lleno de confusión y emociones. ¿Pueden aún florecer los sueños y deseos en esta tormenta, cuando la vida se convierte en mera supervivencia? El final de la película ofrece algunas respuestas, cuando sentimos el resplandor de los fuegos coloridos de los volcanes rojos, que insinúan la insaciabilidad de nuestras pasiones. La música de Mihály Víg se fusiona con el ritmo arremolinado de la película, abriendo nuevos caminos ante nuestro deambular a través del polvo, señalando una salida.