One Hundred Steps invita al espectador a adentrarse en su narrativa a través de dos capítulos distintos y aparentemente reflejados. El primero se desarrolla en una suntuosa mansión colonial angloirlandesa del siglo XVII perteneciente a la clase terrateniente, ubicada en el sur de Irlanda, y el segundo en una majestuosa mansión del siglo XIX construida por una familia burguesa francesa, situada en el centro de Marsella, en el sur de Francia. Cada una de estas casas lleva en su arquitectura y decoración el ambiente marcado de su historia privilegiada, una historia que ahora se conserva y, al haberse convertido ambas en museos, está abierta al público.
One Hundred Steps se desenvuelve a través de un lenguaje híbrido que oscila entre el documental y la ficción. Aquí, los visitantes del museo se convierten en intérpretes, donde las contribuciones musicales actúan como ocupaciones efímeras de estos escenarios cargados, negando una relación binaria simplificada entre fuente y extrapolación, o europeo y Otro, y haciendo bascular las relaciones de poder de quién cuenta y quién debe escuchar. Es en este tercer territorio en el que se establece la narrativa de Wagner y Burca, en el que las voces y los cuerpos de estos artistas forjan nuevas imaginaciones en torno a relatos históricos establecidos.
Realizado por encargo de Manifesta 13 Marsella y el Centro de Arte Contemporáneo VISUAL. Producción a cargo de VOLTE y Wagner & de Burca, con cofinanciamiento del Consejo de las Artes de Irlanda, el Gobierno Federal de Cultura y Medios (BKM), Medienboard Berlin Brandeburgo, la Fundación V-A-C y Ammodo.