Tradicionalmente pensamos que las colecciones de los museos son permanentes. Su razón de ser es conservar artefactos y obras de arte de forma perpetua, con el fin de cuidarlos y preservarlos para las generaciones futuras. Sin embargo, esta noción de un «para siempre» está ligada a una comprensión singular de un tiempo lineal. Tanto si cuidan objetos de devoción que reflejan creencias y civilizaciones como si presentan obras efímeras de artistas modernos y contemporáneos, los museos se encuentran cada vez más atrapados entre la responsabilidad ética de mantener la intención de la comunidad o del artista, la ley y su deber de conservación. Dentro de esto se encuentra la fuerte resistencia a lo efímero, no sólo por la pérdida del patrimonio cultural sino también por las implicaciones financieras de adquirir una obra que intrínsecamente no va a durar. Esta conversación con la artista Gala Porras-Kim, cuyo trabajo desafía las prácticas institucionales de conservación y coleccionismo, examinó casos dentro de su práctica, así como otros ejemplos de artistas cuya obra refuta las ideas de propiedad.